Regando con un motor
Compré un motor pequeñito para sacar agua. Me lo mandaron por correo a Talavera la Real desde Alpedrete, Madrid, por subasta en Ebay. Es un motor amarillo y negro, que nos sirvió para sacar agua. Compré los accesorios y el sábado fuimos a regar la finca. Al fin sacó agua tras varios intentos y llenamos la cuba sin usar que tengo allí desde hace bastante tiempo. Luego, cogiste un extremo de la manguera y fuiste dejando agua en los arbolitos. Yo te gritaba, pues con el ruido de la máquina no se oía nada. Debajo, cuando te aburriste, debajo, en el lugar donde el arroyo se torna bucólico bajo el paraguas de los sauces y las mimbreras, allí, cruzaste mojándote, el agua. Te mojaste los pies, si. Te ví cruzar sobre unas tablitas y romperlas al pasar, metiendo las botas en el agua y salir de ella como después de haber cometido una travesura. El día está despejado , frío y soleado. No llueve. Este año va de sequía. Este invierno se pinta despejado y la primavera llega sin agua, llega febrero sin agua y todo está dormido, desértido, pasmado por la falta de humedad.
Te he visto con la manguera en las manos y el chorro de agua milagrosa que venía del arroyo, cayendo sobre la tierra seca. Líquido milagroso, maná para las plantas. Y luego.... el fuego, ! Cómo no !. Me recuerdas a mí y ese acto. Luego, te has ido a cortar y jugar a la finca de al lado, a merodear por ahí, agachado o de cuchillas. Te llamo, nos fuimos para comer.
Por la tarde, estuvimos en el cine, en Plasencia : " Caballo de Batalla", sobre la primera guerra mundial y un caballo que se adaptaba y salía de todas. Bueno, al final, te aburriste un poco. La verdad es que es un poco larga, más de dos horas.
Badajoz, 14 de febrero de 2012
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