Las Gargantas
Con tu espalda morena, avivado por el sol, rubio tu pelo, casi rubio, mejor dicho, con tus ojillos despiertos, con tu amigo infatigable, con Enrique, vamos a la garganta para saltar de cualquier modo sobre el agua fría que baja milagrosamente de la sierra, de esa sierra que se nos antoja calurosa, impracticable en estos últimos días de julio y puente hacia agosto.
Nos metemos en el baño sin comedimiento. Mientras me baño, vosotros descubrís cualquier cosa entre las rocas allá abajo, explorando y saltando de una en otra como aventureros. Os acercáis al manantial para recuperar el frescor. Cientos de bañistas un año más al borde de la charca, de este maravilloso y transparente líquido que viene a colmarnos de placer, de frescor, de dicha. Hemos ido incluso a escalar por las lanchas de granito junto a Puente Parral, a echar agua al árbol llamado Carlos, solo un par de cubos y tú, con una botella de agua que recogemos de la garganta. Subimos al camino trepando. Te hago fotos en la ascensión. Te tengo cerca, esto es lo más importante. Te paso la mano por tu pelo, me emociono al contemplarte medio desnudo y ágil, moreno, esbelto, guapetón, activo.
El fin de semana pasado fué la boda de Eduardo y Verónica. Nos vimos en el pueblo. Luego, llevaste las arras al casamiento, junto a otra niña y a los pies del altar y de los novios. Te aburrías así, largo rato parado, sentado, mirando a todas partes. Esto es cosa de adultos, seguramente pensaste. Te veo allí, con un traje claro y fajín. Luego, vino lo bueno: con el primo en la celebración, en el convite, en el mismo pueblo, en Alcaracejos. Os sentásteis todos los niños en la misma mesa e íbamos y veníamos. Te ví de lejos luchando con las servilletas verde oscuro hechas un ovillo. Luchando entre niños, por el suelo y luego... aguantando el sueño para esperar al primo hasta que mamá te llevó a casa convenciéndote.
Este fin de semana hemos ido también al Guijo, con Enrique. Allí, la garganta está, si cabe, más concurrida y fría. Poco a poco va llegando gente. Jugáis entre las piedras y con la arena. Jugamos a que os tiro al agua, lanzándoos desde el borde. Nos divertimos.
Es el verano, este juego de agua y aventura.
Talavera la Real, 2 de agosto de 2010
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