Navidad en Villaralto. Diciembre de 2009
He cogido unos días por Navidad. El mismo día de Nochebuena llegaste con mamá. Estábamos todos en el bar El Paisa, esperándote. De pronto ves al primo Toni y ahora dedicas todo tu tiempo a compartir con él juegos, juguetes, peleas, saltos... todo. Así que me conformo con mirarte en el sofá atento a los juegos electrónicos al lado de él.
Hace mal tiempo, bueno, mal no, más bien, un tiempo que molesta para pasear y salir, pero malo no. Pues llueve y mucho. Tanto es así que acudo al lugar de la romería de la Divina Pastora para ver la crecida del río, cola del embalse la Colada y hacer fotos. El río es marrón y el agua inunda las márgenes. Dá gusto ver el campo así, recuperándose de la sequía del otoño. Dá gusto verte sonreir y gritar. Da gusto verte saltar y salir corriendo. Da gusto también verte rendirte a los brazos de mamá o a los míos de puro cansancio y dormir, dormir a pierna suelta.
La noche de Nochebuena estamos todos reunidos en la mesa del salón, brasero debajo, prolongada con las mesitas de terraza que pedimos prestadas a Paco, el del Paisa. LLegaron los padres y hermanas de Verónica. Antes de eso, los regalos. Y este año, con Papá Noël. Así es que por invento y obra de mamá, compré un traje del susodicho personaje en una tienda de Chinos de Plaza de Santo Domingo de Badajoz y me vestí para la ocasión arriba, en la casa, portando un saco con los regalos y bajando abajo, llamando a través de la ventana repetidas ocasiones y entrando en la casa para asombro de todos y admiración vuestra. Me dijeron que te echaste las manos a la cabeza sin dar explicación a lo que tus ojos veían, de puro asombro y emoción.
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