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El mar de Gibraltar

Vamos por sus calles solitarias, andamos distrayéndonos por sus escaparates, llegamos a una plaza. Estamos en Gibraltar y hemos visto cruzar un avión sobre la carretera. Vemo el peñón como un gran padre sobre la ciudad. Subimos una callejuela, nos sentamos al lado de una iglesia para ver las fotos. Cuando levantamos la vista queremos subir y subir para ver el mar, el puerto y los barcos. Hemos perseguido los rincones entre el fuerte viento. Caminamos hasta el puerto y cenamos pescado junto al agua, en un lugar para los dos. Me siento bien aquí y luego allí, no importa. Al día siguiente visitamos Tarifa, viento, arenilla como pequeños proyectiles, a un lado un mar, al otro un océano, pero agua, agua azul y verde en los dos. Un fortín, solecillo en el puerto, sobre la lonja y nubes en la sierra. Cierro los ojos para besarte, no quiero distraerme en nada para sentirte, solo soy obediente al viento, solo presto atención a tu aliento. Tanto tiempo no fué por nada, quiero tenerte siempre para quererte como un pozo con agua que se derrama, cuando sube la corriente de repente. Quiero sentirte cerca para tocarte, quiero saberte lejos para soñarte, no pretendo dormir contigo por enfriamiento, quiero salir contigo como una fiesta. Tanto mar no nos inundaba, tantas palabras no nos pudieron, sabemos guardar silencio a todas horas y nuestra boca solo se abría para mirarnos. Contigo estoy en la playa como en un barco, contigo toco la hierba sobre las piedras. No he visto más verde que en las algas, no he deseado más noche que entre tu niebla. Contigo fuí generoso sobre tu cuerpo, contigo paseé desnudo sobre tu piel , nada más cierto que un aceite, nada más eterno que tu espalda, con ese perfume de romero me cautivaste, con estas manos  hice un río, sobre tus pechos escribí un círculo, sobre tu vientre una caracola, con ellas socavé la profundidad donde habitan tus brasas. Dormimos separados por un istmo como una isla que sabe que por más que pase el tiempo no zarpará. Con una península de besos y amor, podremos alejarnos sin perdernos. Buscaremos un cruce oportuno, una carretera larga, para mirar juntos al mismo tiempo, para seguir besándonos con la mirada.

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