CUARTO DÍA : 13 DE JULIO
Jaca es ciudad que no madruga. Un paseo solitario bajo el sol delicioso y fresquito a la sombra. Me he tomado un café y después, deambulando por sus calles semidesiertas, he ido a para al Monasterio de las Benedictinas, atraído por la musiquilla celestial del órgano. Un coro de monjas cantan en el altar. El cura lleva capa en verde. Solo hay un hombre que asiste a la misa. Ha sido el momento de comulgar. Reconozco que el canto deja el cuerpo amansado ante la paz que inspira y que se absorve. Es un verdadero deleite para los sentidos. He cogido la mochila, que dejé en el albergue y he ido a mandar unas postales y visitar la Ciudadela, hermoso monumento - fortaleza pentagonal con patio porticado central y foso alrededor donde viven ciervos con relativa libertad. La mujer guía, ha dado una perfecta explicación y lo ha dejado todo claro en una combinación técnico - documental con lo anecdótico. En un folleto explicativo viene lo demás. He ido a la oficina de turismo, donde me dieron un mapa muy grande y completo de Aragón y a la Escuela de Montaña Militar para comer algo en la cantina. Jaca, entonces, se torna bulliciosa y comercial, como una gran ciudad.Fin.-
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