AÑO 1992
A mí me gustaría caer sobre tí,
como cae la lluvia en esta tarde de otoño,
melancólica, serena, cariñosa.
A mí me gustaría caer sobre tu yó
más íntimo,
como caen esas gotitas
en las copas de los árboles,
sensual, sensitivo, sensible.
Y llenarme de tí.
Y luego, dormir en la nube,
nube roja
del calor de tu cuerpo,
sonriendo, siendo feliz,
no queriendo otra cosa
más que tú y mi yo
convertido en tí.
Respirando tu aire,
viviendo en tu puerto
como un gitanillo
que duerme noche tras noche
debajo de ese puente,
que le habla y le mima,
que le mira y llora.
Y de tanto llorar, nace un río de vino
para ahogar las penas.
Yo quisiera darte la luna menguante
para que durmieras.
Sueños de plata. LLena para iluminar
tus días oscuros.
Y subir a lo más alto
del cielo.
Brillar como un lucero
y pedir al infinito,
infinidad
y al dios del tiempo,
el tiempo
y al dios de la vida,
la tuya
y al dios del amor,
tu corazón.
Sevilla, Acar. Tablada 29 de octubre de 1992
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