JUEGO CON PINZAS. SEVILLA 27 DE MARZO 2007
Juego de pinzas en el salón. No creas que me olvidé que cuando era pequeño, en aquella casa que desapareció, la casa de mi infancia borrada del mundo, pero no del recuerdo, jugaba también con las pinzas que mamá me daba. Era mi madre como ahora la tuya. Jugaba junto a la ventana a pinzar una con otra hasta formar una fila de pinzas unidas. Ahora eres tú, niño de pinzas, de suelo, de charcos, de tierra, de mocos y de caídas, de carreras por las calles, de piedras y de agua, niño de agua. Ahora eres tú ese que fuí. Mañana, escribirás o dirás o pensarás esto mismo con el hijo que la vida te dará. Te quedaste este domingo al borde de mi viaje a Sevilla. No quiero sacar más pena ni ahondar en ese pozo que conocemos. Solo quiero recordarte, simplemente, ahí, entre pinzas de colores, mientras vas manipulando cada vez más cosas y descubriendo enormes cantidades de misterios. Junto a la carretera, en los campos, florecen los cerezos. Su nube blanca cubre La Vera con motitas de algodón pasajeras. Florece también mi niño entre colores y juegos!
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