Como te arrojas, hijo mío, al agua que te originó!. Y como disfruto viéndote volar, captándote con mi cámara justo en ese momento, hacia el frescor de la piscina. Con tus manguitos de aire, como plumas, como un ave. Y luego, luchas incansable con unas manitas aún torpes y las piernas tensas, hacia la orilla. Y la agarras, con desesperación y te subes y te vuelves a tirar. Yo te veo con esa agonía y ese esfuerzo y me emociono y me alegro. Dentro del agua, con tu cuerpecito fresco, frío y tembloroso después, trato de alcanzarte y abrazarte. Luego, la toalla y de nuevo, ese juego de agua. Qué gracia es verte así, sostenerte con tu cabecita fuera, como un muñequito sobre el agua, al que le hubiéramos dado cuerda por mucho tiempo. Eres todo para mí, mi pequeño secreto de agua !
martes 28 de agosto de 2007
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