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feranza

La barbacoa

Qué bueno. Es lo que ví, como lo imaginé, casi como lo imaginé pero ampliado de formas y de juego.  Estaba nublado, mejor aún. Hablo del tiempo, fresco inusual para junio. LLegaron de Sevilla Carlos y Arantxa. Ya es habitual verlos por aquí en este tiempo. Nos fuimos a la finca el sábado, con dos niñas: Paula y ahora también Lucía. El viernes cayó granizo, hizo mucho ruido en los cristales del coche. Eso nos dejó a solas por un tiempo, como amparados por la cueva del coche, solos, me confesaste algunas cosas que me sorprendieron: el sexo, tu sexo, tu manera de ir entendiendo estas cosas: la cachimba, haces la cachimba y es como la zambomba, con las niñas. Luego me enteré que es simulado. No sé, son tus descubrimientos. Debo entender tu complejidad, eres un ser en descubrimiento, en subida, ancha y ... en vuelo.

Barbacoa el sábado, de secreto ibérico para los niños, sobre los palets, en torno a la barbacoa junto al pozo. Metimos las bebidas en un cubo. Luego saltábais de alegría, juntos, el campo frondoso y el terreno limpio, olía a la flor del saúco. Fué emocionante.

Querías quemar los rastrojos alisados por la siega. Tuve que mirar, vigilarte.

Con Francisco vas cortando con la hoz, te metes entre las matas y te pierdo de vista. Eres delgado, con las botas de goma te metes en el arroyo, con las botas de montar a caballo. Allí te escondes y te mojas lo pantalones. He saboreado tu halo

Badajoz, 12 de junio de 2013

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