En casa, noviembre, lluvia.
Bueno, al fin parece que lo he conseguido. Este fin de semana pasado te viniste a Losar, al fin, a pasar el día conmigo y al fin, la noche. El viernes nos quedamos en Jarandilla, pues fuí a verte al cumple de Héctor que lo celebraron en la piscina. Luego fuimos con Luca a la Palmera, hasta que te dejé en casa.
El sábado, día lluvioso, tardamos en convencerte, pero al final viniste a Losar con una muda y tus libros de deberes. Nos quedamos allí todo el tiempo. No hubo más remedio, pues llovía y hacía mal tiempo. Así que empleamos la tarde en cocinar, quemar ramitas de olivo sobre las velas que encendiste y antes, en jugar al fútbol en el campo de fútbol de Losar, por primera vez. Estaba todo embarrado y había dos niños. A la vuelta, cogimos aceitunas en un olivar y las rachamos con la tabla para curarlas. En el salón hay un olor a vela y cocina, a pollo con arroz. Vemos videos de humor y hacemos los deberes de mates.
Cuando va cayendo la noche, nos metemos en la cama y me agarras para estar muy cerca de mí.
Por la mañana, desayunamos y tras seguir con los deberes, nos fuimos a Jarandilla, para vestirte y acudir a la misa de los domingos, donde te colocas con otros niños delante y yo, mientras, me voy a dar una vuelta por el camino de la Ruta del Emperador, donde están construyendo chalés y edificando por todos lados, a pesar de la crisis.
Por la tarde te fuiste al cine con mamá y Vlad, así es que me marché a comer y luego a Badajoz. Cuando te despedí, me recordaste que te había gustado dormir juntos.
Te quiero, chiquitín.
Talavera la Real, 20 de noviembre de 2012
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