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Oda a un beelzebufo emigrado

Te fuiste saltando a otro charco porque en este te sentías incómodo. Los mosquitos no eran suficientes para paliar tu hambre de batracio aburrido. Así es que cuando menos lo esperabas, el charquito te vino pequeño y cogiste tus cosas , sintiéndote desterrado para siempre. Ser un beelzebufo no es fácil. Se aprenden muchas cosas a tu lado, pero la fundamental es que cuando el agua está estancada, siempre o casi siempre huele mal.

No vamos a llorar tu ausencia como tampoco lloramos tu presencia. Te deseamos un mundo mágico , lleno de insectos a los que importunar con tu larga lengua, con tu piel rugosa, con tus ojillos de culebra. Te deseamos que se te peguen a la piel los parásitos de la charca, para que te sientas abrigado en las frías mañanas de enero. Te deseamos suerte en tu nuevo hábitat.

De seguro que ahora estarás mirando a un lado y otro de la carretera por si un coche demasiado distraído te aplasta con sus neumáticos. Pero bichos como tú siempre sobreviven y tendrás la suerte de pasar entre las ruedas salvando tu pellejo.

Desde este lado de la colina, mirando con nostalgia la charca que abandonaste, te decimos adios sin vehemencia ni emoción. Tan solo con la mirada sobrada y la mente limpia de los que huyeron de tí por tu olor corporal.

Que San Antón te tenga en su regazo

Talavera la Real , 24 de mayo de 2012

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