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CARTA A CARLOS. TALAYUELA 8 MAYO 2006

        Corríamos alrededor de un árbol, dejando atrás antiguos y sabios juegos infantiles, con la pelota en la mano. Me senté sobre la hierba y lo observaba. El se entretenía con las piedras, los palos y las piñas. Echaba de comer a las cabras, trozos de galletas, pero sin precaución. Y los animalitos descarados, le mordisqueaban también los dedos. A él le producía un dolor exictante, como tirarse por el tobogán y volvía a repetirlo. Hacía gracia a todo el mundo, con una candidez sin límites.
En el tobogán se siente ahora más seguro. Mamá se coloca debajo y yo lo subo a la plataforma. Entonces, se arroja, sin miedo y más de una vez va al suelo. Luego quiere trepar por el metal, pero se escurre. Cuando ve plantas, algo común, él grita: "¡ planta!, ¡ planta! " y se emociona. Con su emoción, la mía detras. Es algo que no debe perder.

Parque de Talayuela

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