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Secándonos al sol

Fin de semana de mayo, de mediados de mayo. Ha llegado la primavera, lo que se dice primavera exhuberante, cálida, anticipo del verano, en este fin de semana de mediados de mes. Y lo hemos disfrutado. El sábado mamá estuvo en Trujillo y nosotros nos fuimos al recinto de la feria, porque ahora hay fiestas en honor a la Virgen y al lado del polideportivo hay instaladas atracciones.

El viernes nos montamos en los coches de choque. Cada papá con su niño, bien agarrado, pues son coches para mayores. Hemos dado vueltas al circuito y girado por el piso metálico. Te has asustado un poco al chocar. El sábado estuvimos tiempo en casa y mientras me eché la siesta, te quedaste viendo la televisión.

Pero el domingo apareció un día espléndido, un dia caluroso y todas las plantas y flores mostraban sus colores con intensidad. Cogiste tu monopatín y nos fuimos por Plaza Nueva hacia abajo. Este lugar me gusta. Desde el Vínculo sale una pista de cemento que va a parar a un camino menos transitado cerca de la garganta. Hemos llegado allí y nos quitamos los zapatos para meter nuestros pies en el agua, sobre las piedras. Cae con fuerza y vitalidad ese manantial que adoramos. Más abajo, la garganta madre, corre hacia el río y la hemos cruzado. Para ello te quité zapatos, calcetines y el pantalón. Yo hice lo propio y en la otra mano, el monopatín. Ibamos saltando de piedra en piedra y caminando despacio para no caer. Aún así tuve que tirar de tí hacia arriba en más de una ocasión. LLegaste mojado a la otra orilla, pero puse tu ropita sobre las piedras y bueno, algo se secó. Mientras, desnudo, te pinchas con las hojas de las hortigas sin hacerme caso,haces boquetes en la arena con la rueda del monopatín y tiras piedras gordotas al agua. Subimos como pudimos, ya cansados por un estrecho sendero al borde de las fincas recién sembradas de tabaco. LLegamos a la finca y desde ahí a casa. Vino mamá a recogernos. Por la tarde hicimos un camino desde la garganta Parral, desde el puente, hasta la garganta de arriba, en la carretera, junto al cámping. Hay unos prados bucólicos y todo está en paz e impregnado de primavera. Los cantuesos muestras sus flores lilas. Es un espejo del optimismo. Pena que me tenga que ir a Badajoz. Te voy a echar de menos, mi niño.

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