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feranza

Esta mañana. Mañana de abril

Qué rica es esta mañana de un abril que empieza a despertarse ante los vuelos de los vencejos y un sol que cambia los colores enseguida. Paso bajo el naranjo, antes anónimo, y me deja caer un chorro de perfume que aletea como una nube a la altura de los humanos. Pienso en esta fragancia y atravieso una plaza para llegar de nuevo a mi trabajo después de la inyección de café que me hace más cuerdo. Pero quisiera no estarlo, quisiera hundirme una vez más entre tus pliegues y humedades en una cama blanca, blanca y simple de rectángulo como un ring de amor. Una ventana, un perfil de amanecer y basta!. No quiero más allá que tu perfume y tus labios en flor. No quiero otra cosa que tu pelo hecho una maraña, desmaquillada, sin defensas, pero pura y blanca como un azulejo; es así como quiero tenerte. Esta mañana he vuelto a soñar contigo, sobre una cama, semidesnuda, con apenas un abrigo de perfume, de aliento, de mirada. Solos los dos, pero envueltos en una sábana de olores como si estuviéramos acompañados por todas la primaveras que los libros y los poemas nos sugieren.

Un besito.

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