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feranza

AL LADO DEL RÍO

Al otro lado del río,veía calor.De alguna manerayo huía de las arañas negrasque habitaban en los rinconesy buscaba tu cuerpo,tus sábanas húmedasy calientes,tus manos incandescentes.Las noches solitariascuando caminaban en celolos lobospor los lados del río,bajo la niebla,te buscaba entre las mantas,haciendo ruido por las escaleras,jadeante en la ascensión,con la conciencia a plena lucha,pero sofocada a empujones,a envites de corazón en punta.Y luego los besos,los bocados que sonaban en el aire cargadocomo guadañas en un tronco,mientras tú dormías.Romper en luz de candilla noche por la mitad,búsqueda brutal,del animal primeroque nos habita.Por la ventana entrabacierta luz de coloresde pinzas bajo las persianas.Estar en tu camaes como cavar un pozosin fondo hasta la mañana,es despertarcubierto de escamas.Toda la noche girandoen las aguas,buscando el deslizantetobogán de tus muslos.Tu casa era una cueva,un reducto del mundocolgado en las alturas,pero a su vez,profundo.Paisajes nocturnosdonde navegan navessilenciosas,vespertinasentre la conciencia,surcando los ríosorgánicos del deseo,hecho trizas a vecespor tu reverso,por tu negaciónal beso secuestrado,de tu habitación,callado con poemas.De la resignaciónse llenó tu carade lágrimas fosilizadasy columpios de piel.Tus labios resecospor el miedo a caer,por el vacío imponente,predominante,constanteque deja el querercuando enfrente,no hay nadie.Solo una sombra,una señal amorfa,que te encuentrascuando tus sueñosse rompen en mil pedazosal amanecer.
Sevilla 27 de abril de 1999



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