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CARTA A CARLOS. SEVILLA 5 DE DICIEMBRE DE 2006


Querido Carlos.


        Este fin de semana pasó deprisa entre el interior de la casa por el mal tiempo y las compras. Pero quiero rescatar un recuerdo entre este tiempo que se nos va de las manos irremediablemente como el agua o la fina arena de la playa. Desde Sevilla te traje unos rotuladores ( que te llamas "allipale " ), que se lavan con agua y mamá ya te había comprado una caja también. Son unos rotuladores de muchos colores, de casi todos los colores y a tí te gusta quitarles el capuchón y jugar con ellos, no solo para rayar los blocs sino también para escribir en las paredes, en el suelo, sobre el mantel en la mesa.... Mamá y yo nos enfadamos pero a tí te gusta usarlos sin más, sin miramientos. También te hemos pillados metiéndotelos en la boca y no entendemos como no te produce asco ni tampoco como te gusta el sabor. Con ellos, papá te pintó una pala a groso modo, de manera rudimentaria, aunque voy perfeccionando detalles. Cuando la tengo dibujada, tú coges el cuaderno y se lo enseñas a mamá, hasta que ella accede a verlo. Así hemos pasado el rato junto a la mesa. El domingo salimos un poco durante la mañana, mientras mamá preparaba la casa y hacía la comida. Hemos ido al parque. Sigue el tiempo lluvioso y húmedo. Hay cantidad de hojas de plátano por el suelo, doradas, marrones, ocres, como un gran holocausto. Mientras te subía a los columpios, Chicho salió corriendo detrás de las aves y mordió a un pollito de pavo real. El animal quedó en el suelo herido mientras yo le gritaba y tú llorabas. Fué un momento de gran agobio para todos. El sábado por la tarde, de compras en el Carrefour en Plasencia, en medio del agobio de la multitud, yo te subí, mientras mamá pagaba la compra, sobre un mostrador y te dije: "Dale un besito a papá", entonces tú y para mi sorpresa, me diste unos besitos casi en la boca, con tus labios llenos de humedad, pequeñitos, dulces como kakis, redondez absoluta de tu infancia.Hijo mío, lloro cuando escribo, pues la emoción de recordarlo me empaña las pupilas. Mamá, durante el viaje, me reprocha que no esté más tiempo contigo. Yo vuelvo a Sevilla en esa carretera tan oscura y tan larga, pensando, apenado una vez más. Es difícil para mí. Solo me consuelas tus besos, estar contigo, tocarte, tenerte.

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