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Sobre las piedras

Me encanta verte así: Te acabas de bañar en las pozas, te veo sumergirte después de tirarte de cabeza, en el agua cristalina del baño. Es verano, julio. Hace calor y enseguida te pones el bañador y descalzo, corres al agua. Juegas con la arena o te entretienes mirando al lado de la charca y después, saltas al agua y te veo bracear y patalear rápidamente para alcanzar la orilla.  Pero hay un momento en que te despistas y detrás del puente, subes a una gran piedra de granito y te echas sobre ella como si de un colchón se tratara; boca abajo, tendido y desnudo, agarrándote al calor que absorve la piedra, como así dices, como así sabes. Al calor que desprende la mole eterna granítica, piedra sensual y más aún con tu cuerpo moreno sobre ella, tu cuerpo terso, lineal, perfecto.

Nos hemos dado un baño y ahora descansas ahí. Te gusta estar solo a ratos y haces pequeñas presas junto a la corriente de agua.

A primeros de julio viajamos con la furgoneta a Valencia. Un viaje largo y caluroso. Playa de la Malvarrosa, frente al balneario de Las Arenas, como cada verano. Hace calor y bochorno. Hablamos de las chapas de las botellas de cerveza que coleccionamos. Te veo extenderte sobre el colchón, cansado, o quedarte dormido en el asiento de atrás, tumbado. Valencia y el primo Toni. Paso las horas durmiendo, descansando del calor, del bochorno. Duermes conmigo varias noches y luego, con el primo y Guillermo. Hemos ido a la playa y al cine: Spiderman 4. Os dejé solos a los tres. Me fuí a leer a Zoe Valdés: La nada cotidiana. Valencia, calor, bochorno. Esas chimeneas de ladrillo, esas grandes avenidas y el barrio del Cabañal, con sus casas de colores apagados.

A la vuelta, paramos en Cuenca. Apenas pudimos darnos un pequeño baño con una familia de Italianos que venían de una boda en Tebar. Estábamos muy cansados.

Me gusta recordarte sobre las piedras, tumbado. Y también, cuando compartimos una pequeña barbacoa de sardinas y salchichas en la finca, con el carbón que recogimos de una hoguera apagada. Me gusta verte brindando con nestea y yo con cerveza. Tú me abres mi lata, yo la tuya. Somos padre e hijo, nos queremos. Lo vivimos.

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