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feranza

DESDE SANTA ELENA A GRANADA ENTRE UN MAR DE OLIVOS. 2002

PRIMER DÍA: 6 DE AGOSTO.


SANTA ELENA – MIRANDA DEL REY –
- LA ALISEDA - NAVAS DE TOLOSA – LA CAROLINA.


En Santa Elena primero con Beti. Ella me trajo hasta aquí y luego se marchó. Desayunamos juntos y me costó trabajo dejarla y dejar lo que representa la vida diaria y tirarse de cabeza al pozo que da entrada a un mundo desconocido, año tras año, versionado, pero incierto a fin de cuentas.En Santa Elena, primera localidad que nos encontramos pasando Despeñaperros y entrando en Andalucía por Jaén, he escrito en un cuaderno:


“AQUÍ ESTUVO


LA ANTIGUA ERMITA


DE SANTA ELENA QUE


EL REY ALFONSO VIII


MANDO EDIFICAR EN


MEMORIA DE MILAGRO


BATALLA DE LAS NAVAS


DE TOLOSA EN EL AÑO DE


1212 LA CUAL POR AME


NAZAR RUINA SE MAN


DO DEMOLER EN EL


DE 1793 REINANDO


CARLOS III


QUE MANDO EDIFICAR


OTRA NUEVA CON


EL MISMO TITULO


QUE SIRVIESE DE PA


ROQUIA ESTA PO


BLACION”.

 

Esta leyenda sobre pared está escrita en la calle Navas de Tolosa y fue mandada poner por Carlos III conmemorando la batalla que enfrentó a los cristianos con el ejército almohade en 1212.
Hace un ligero airecillo


Salida del recorrido a las afueras de Miranda del Rey, muy cerquita de Santa Elena. Beti me dejó en el cruce con el camino Real Vía Romana. He caminado por pista y el sol ha ido secando mis lágrimas de dolor cuando nos despedimos. Una foto para el recuerdo. He salido sobre la una y media con todo el astro arriba. Camino paralelo al cauce del río Campana, seco hasta La Aliseda. Se han cruzado dos ciervas asustadas, pensando en Beti, en lo que supone para mí, en lo que la quiero, en la distancia. He llegado por fin a un puente y seguido la carretera hasta La Aliseda, antiguo poblado, ahora en ruinas. Hay restos de un balneario, al parecer de principios de siglo. Entre las sombras de la ribera hay una familia de Barcelona que ha llegado en una furgoneta. He parado para hablar y me dieron agua. De nuevo carretera hacia delante, hacia el sur, pasando entre jaras, encinares y pinares de vez en cuando con su olor eterno. El calor, una vez más, comienza a ser asfixiante. Bajo la sombra de una encina, he hablado por teléfono con Beti. En una piedra hay escrito un “Te quiero” en color negro. Hay restos de minas de plomo y edificaciones. Antigua mina El Melocotón, con sus chimeneas de ladrillo. Finca La Inmediata. Veo casas a lo lejos: La Carolina. Más adelante, los ruidos de los coches en la autovía N-IV. He ido a parar al carril de servicio para el área de servicio Orellana - La Perdiz, desde donde he tomado la carretera a Las Navas de Tolosa, famosa por la batalla que enfrentó a Alfonso VIII contra los moros.Navas de Tolosa: Ruta de los Nazaríes e itinerario cultural europeo. Plaza de la Iglesia y bar Orellana, chacina y cerveza. He llegado un poco tarde y he tenido que marcharme antes de tiempo porque cerraban para descansar. Carretera para La Carolina. Antes de salir, en una fuente de dos grifos, donde es necesario pulsar, me he refrescado un poco para aliviarme.Al entrar en La Carolina, por carretera, he echado una pequeña siesta sobre la hierba en un parquecito. La Carolina tiene un trazado urbanístico propio de los pueblos fundados por Carlos III, con calles en línea recta y una plaza redonda en el centro. Me he metido en la cafetería Los Alpes. Fuera, en la reja, una fecha: 1872 y en la puerta 1924. Tiene este establecimiento un carácter propio con un aire de romanticismo de principios del siglo XX y finales del XIX, como también podemos disfrutar en otros lugares como Prado del Rey o Aracena. Dentro, se está bien y fresquito. Me he tomado un café solo con hielo. Luego, he dejado allí mismo la mochila con la amabilidad de las dos chicas que regentan la barra: Viky y Soraya. Dos chicas que rozan los dieciocho.He salido a dar un paseo. En el ayuntamiento me pusieron un sello en el cuaderno. La Carolina es pueblo grande y tiene fuentes con pulsador. He comprado algo de fruta y hortalizas, incorporando un pimiento rojo a mi dieta casi vegetariana. He tropezado con un hombre mayor que colecciona monedas antiguas. Muchas de ellas las encontró en Santa Elena y son de la época de Carlos IV. Voy errante por las calles y he llegado al grupo escolar. Dejo pasar las horas hasta el ocaso, en la cafetería, mientras la gente entra y sale y se oye de fondo, la música en la radio. Me tomo una copa de anís con hielo. Me escuecen los pies recalentados. Simplemente me dejo existir, me dejo ir sin pensar en nada, navegando con la imaginación.

Rosa y blanco decoran las paredes y el techo. Fuera, en la zona posterior hay un patio con veladores donde se está divino, pero yo estoy dentro, escribiendo. He salido para hacer tiempo. Plaza de las Delicias. Fuente Agua de la Sierra cuatro caños con caras de león y pulsador ( año 1998 ). Gitanos tocando y cantando allá abajo. Plaza de León Herrera y Esteban, con su fuente de tres caños junto al edificio de Correos. Plaza del Magisterio. He conocido a Fernando, policía retirado, natural de Valladolid y que ha vivido en Inglaterra. Hemos hablado y me ha dado para comer, una nectarina y una ciruela gorda como una manzana. A la una he ido a echar el saco bajo el nº 5 de la Plaza del Magisterio, bajo el soportal.

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