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feranza

CARTA A CARLOS. SEVILLA 24 ABRIL 2007

Polenta !. ( tormenta ).

          Esa es la palabra nueva que me llamó la atención. Estás incorporando nuevas palabras y algunas de ellas las modificas con gracia. Como esta, que nos hizo a todos reir y siempre la tenemos en mente. El otro día hubo tormena en Jarandilla. Su ruido te asustó. Ahora dices, " polenta " y todos sonreimos. He estado un día más en Jarandilla, ayer lunes. Aproveché para hacer algunas cosas en el piso de Losar. El fin de semana estuvo de una primavera radiante. Todo lo que podía ser verde, fué verde. Todo lo que podía florecer, floreció. Todo estaba impregnado de la estación: las plantas, la temperatura, las gentes tambien y tu niñez. Compré un patinete de tres ruedas, color azul, en Sevilla y te lo llevé embalado el viernes al frontón. Allí conseguimos armarlo entre tu ansiedad y desesperación por usarlo. LLegaron los niños y tú montabas en él, al principio torpemente, pero poco a poco con mayor destreza. Así es que ya tienes un nuevo juguete, un juguete para avanzar por las calles más deprisa. El sábado fuimos a tirar montones de piedras a la garganta, cerca del puente, detrás de una casa rehabilitada de un antiguo molino de agua. Hay flores de todos colores: las iniestas amarillas, los espinos blancos como la nata, los cantuesos, con sus lilas apagados. Todo está exhuberante, fértil. En el huerto, las plantas se apoderan del espacio y crecen a su antojo. Yo las dejo que crezcan sin remedio todo lo que puedan. Los campos arados , se preparan para el tabaco. Las mimosas se apagaron ya de su luz amarilla y los frutales reverdecen y florecen todo a una. Miro para todos lados, emocionado, excitado. Hemos ido al Guijo para asistir a un teatrillo en la casa de la cultura. Pero enseguida te pusiste nervioso y hubo que salir antes de tiempo. Salimos a la calle. El domingo fuimos a casa de Maite y sus padres. Victor celebra su cumpleaños en el garaje. Mientras los adultos hablamos y comemos tarta, tú te entretienes con un coche de plástico que trajimos de Rumanía y al que colocamos una cuerda de algodón blanco para tirar de él. Hay otros crios también por allí. El domingo por la noche lo pasaste mal. Un dolor en el oído izquierdo te molestaba y te quejabas. Mamá te dió medicación y el lunes por la mediodía Maite te llevó al médico.

A veces, me abrazas y me dices: Te quiero papá, te quiero mucho, papá. Entonces, me derrito, como un helado al sol y te abrazo fuerte y siento tu piel cálida, como toca mi corazón.

 

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